¿Por qué es importante dar estimulación temprana a tus hijos?
En los primeros años de la infancia el cerebro del niño tiene una gran capacidad para crear nuevas conexiones neuronales con base en los nuevos aprendizajes y las experiencias vividas.
Intervenir de manera temprana en la educación de un bebé implica “entrenar” y estimular el cerebro en el momento crítico en que el niño empieza a pronunciar sus primeras palabras, a desplazarse y a explorar el mundo por sí mismo. Pero, además, la educación temprana también favorece que el pequeño pueda tener el mayor provecho del proceso de aprendizaje y que adquiera nuevas estrategias eficaces en la manera de interactuar con su entorno, es decir, que el niño aprenda a aprender.
Los programas de estimulación temprana ayudan a que los niños tenga un mejor desarrollo psicomotor y tengan mayor autonomía personal, también contribuye al desarrollo del lenguaje y la comunicación, además de fortalecer las habilidades para relacionarse con el entorno físico y social.
Los beneficios que podemos brindarle a nuestros hijos a través de la estimulación temprana son:
- Mejora la capacidad de concentración, memoria y creatividad del niño: tres pilares para un buen aprendizaje.
- Impulsa sus competencias motrices. No olvidemos que motricidad y lenguaje van de la mano durante el neurodesarrollo.
- Facilita la adquisición del lenguaje: articulación del habla, comprensión y expresión oral, capacidad de retener más vocabulario.
- Despierta en el niño el interés por explorar y aprender; y, todavía más importante, va a disfrutar aprendiendo.
- Establece las bases para una rutina de trabajo que le ayudará a su inclusión en la etapa escolar. El niño será mucho más autónomo tanto en el aprendizaje como en el cuidado personal.
- Favorece las habilidades sociales del pequeño (empatía, asertividad, convivencia…) y su buena adaptación al entorno.
- Y, sobre todo, refuerza la autoestima.