¿Cómo es el amor en la tercera edad?
Cuantas veces hemos escuchado que el amor no tiene edad. Muchas veces las personas mayores han pasado por separaciones, perdidas, o abandono que les hace pensar que no volverán a encontrar el amor o una persona que los acompañe en este último trayecto de vida.
Enamorarse y conocer a una persona con la que estar cada día es una sensación preciosa y que siempre buscamos, independientemente de nuestra edad. Por ello, nunca es tarde para encontrar el amor.
El amor en las personas mayores es una de las partes más importantes, porque da compañía y sobre todo ilusión, de cara a seguir hacia adelante, luchando y siendo feliz, al mismo tiempo que disfrutas junto a los tuyos.
De hecho, está demostrado que las personas con pareja tienen vidas más largas y felices.
Si no sabes que beneficios tiene el amor en las personas mayores, quédate al leer el artículo porque seguramente podrás obtener herramientas positivas:
- Compañía: el tener a una persona a tu lado es una de las cosas que más valoras cuando se es mayor. No solo te da compañía, sino que si te pasa algo esa persona puede ayudarte. Es uno de los principales beneficios.
- Ilusión: la ilusión de estar enamorado es algo que nunca se pierde. Las ganas de levantarte cada mañana para ver a la otra persona un día más siguen, a pesar de la edad, muy presentes. Esto es otra razón para seguir adelante un día más.
- Socializar: cuando se cumplen años se va dejando a un lado esta faceta y es importante no perderla. Buscar a alguien que nos siga acompañando es una buena manera de aprovechar y socializar.
- Trabajar la memoria: uno de los trastornos más frecuentes en las personas mayores es la demencia. Sin embargo, es algo que se puede trabajar. ¿Cómo? Entrenando la memoria, algo que puedes hacer con tu compañero de vida, cuando los dos se pongan a recordar tiempos pasados.
Es una forma de volver a tener ilusión por la vida, de vivir con más intensidad, siendo más feliz y viendo a los que te rodean felices al ver que estás estupendo/a.
Por ello, independiente de la edad o de cómo nos encontremos, no hay que cerrar esa puerta.